La carta de Larry Fink a los CEOs
Estimado consejero delegado:
Como cada año, mi prioridad es dirigirme a ti en representación de los clientes de BlackRock, que a su vez son accionistas de tu compañía. La mayoría de nuestros clientes invierten para financiar su jubilación, con un horizonte temporal que llega a comprender varias décadas.
La seguridad financiera que queremos ayudar a alcanzar a nuestros clientes no se consigue de la noche a la mañana. Se trata de un esfuerzo prolongado para el que adoptamos un enfoque de largo plazo. Por este motivo, durante la última década me he dirigido a vosotros, que sois consejeros delegados y presidentes de las empresas en las que invierten nuestros clientes.
Escribo estas cartas en calidad de fiduciario para clientes que nos confían la gestión de sus activos, con el fin de destacar las temáticas que considero cruciales para que obtengan una rentabilidad duradera a largo plazo y ayudarles a alcanzar sus objetivos.
Cuando mis socios y yo fundamos BlackRock hace 34 años, no tenía experiencia alguna en gestión empresarial. Pero a lo largo de las últimas tres décadas, he tenido ocasión de conversar con innumerables consejeros delegados y reconocer lo que distingue a las grandes empresas. Lo que todas ellas comparten siempre es un claro sentido del propósito, unos valores coherentes y, de manera significativa, el reconocimiento de lo importante que es comprometerse y prestar servicio a sus principales stakeholders o partes interesadas.
Esta es la base del capitalismo de stakeholders, un tipo de capitalismo que no tiene que ver con la política, ni tampoco sigue una agenda social o ideológica. No es un capitalismo “woke”. Es capitalismo, impulsado por relaciones mutuamente beneficiosas para ti y para los empleados, clientes, proveedores y comunidades de los que tu compañía depende para prosperar. Ahí es donde reside el poder del capitalismo.
En el mundo interconectado de hoy, una empresa debe crear valor para todos sus stakeholders y ser valorada por todas ellas si quiere aportar valor a largo plazo para sus accionistas. Gracias al capitalismo de stakeholders, el capital se asigna de manera eficiente, las empresas perciben una rentabilidad duradera y se genera valor de manera constante a largo plazo. Pero que nadie se lleve a engaño, porque la legítima búsqueda de beneficios sigue siendo lo que motiva a los mercados y la rentabilidad a largo plazo es el barómetro por el que estos últimos determinarán, en última instancia, el éxito de tu compañía.
Una de las bases del capitalismo es su proceso de reinvención constante, o cómo deben evolucionar continuamente las empresas a medida que cambia el mundo a su alrededor si no quieren verse desbancadas por nuevos competidores. La pandemia ha acelerado de forma considerable la evolución del entorno operativo de prácticamente todas las compañías. Está cambiando la manera en que las personas trabajan y consumen, y está creando nuevas empresas mientras destruye otras. Pero, sobre todo, está acelerando drásticamente la manera en que la tecnología cambia nuestra forma de vivir y hacer negocios.
Las empresas innovadoras que desean adaptarse a este entorno tienen más fácil que nunca el acceso al capital necesario para llevar a cabo su visión. Y la relación entre una empresa, sus empleados y la sociedad se está redefiniendo.
La COVID-19 también ha profundizado la pérdida de la confianza en las instituciones tradicionales y ha agravado la polarización en muchas sociedades occidentales. Esta polarización plantea toda una serie de nuevos retos para los consejeros delegados. Los activistas políticos o los medios de comunicación pueden politizar lo que hace tu compañía, o llegar a apropiarse de tu marca para promover sus propias agendas. En este entorno, se ponen frecuentemente en entredicho los propios hechos, pero las empresas tienen la oportunidad de adelantarse. Es cada vez más habitual que los trabajadores consideren a su empleador como la fuente de información más fiable, competente y ética; más que el Gobierno, los medios de comunicación y las ONG.
Por eso, tu voz es más importante que nunca. Nunca antes ha sido tan esencial para los consejeros delegados tener una voz consecuente, un propósito claro, una estrategia coherente y una visión a largo plazo. El propósito de tu compañía es la estrella que debe guiarla en este tumultuoso contexto. Los stakeholders de los que depende tu compañía para brindar beneficios a los accionistas deben escucharte directamente a ti y sentirse comprometidos e inspirados por tu persona. No quieren oírnos opinar, como consejeros delegados, de todo cuanto ocurre en el día a día, pero sí necesitan conocer nuestra postura respecto a cuestiones sociales que son fundamentales para el éxito a largo plazo de nuestras compañías.
Para alcanzar el éxito a largo plazo es esencial que el propósito de tu compañía sea el pilar de las relaciones con tus stakeholders.
Los empleados deben entender y conectar con tu propósito, porque cuando eso ocurre, pueden convertirse en tus más firmes defensores. Los clientes quieren ver y escuchar lo que defiendes, ya que buscan cada vez más hacer negocios con empresas que comparten sus valores. Y los accionistas deben entender el principio rector de su visión y su misión. Será más probable que te apoyen en momentos difíciles si entienden claramente tu estrategia y lo que hay detrás de ella.
Un nuevo mundo laboral
Ninguna otra relación ha cambiado tanto por la pandemia como la existente entre los empleadores y sus empleados. La tasa de dimisiones en Estados Unidos y Reino Unido se encuentra en máximos históricos. Y en Estados Unidos estamos asistiendo a algunos de los mayores incrementos salariales en décadas. El hecho de que los trabajadores aprovechen las nuevas oportunidades que se les presentan es positivo porque demuestra su confianza en una economía que crece.
Aunque la rotación de personal y el aumento de los salarios no son característicos de todas las regiones o sectores, los empleados de todo el mundo esperan más cosas de su empresa, entre ellas una mayor flexibilidad y una mayor relevancia del trabajo que desempeñan.
A medida que las compañías se reconstruyen tras la pandemia, sus consejeros delegados afrontan un paradigma totalmente distinto al que estamos acostumbrados. Las empresas esperaban que sus trabajadores fueran a la oficina cinco días por semana. Apenas se hablaba de salud mental en el lugar de trabajo y los salarios de los empleados con ingresos bajos y medios prácticamente no aumentaban.
Pero ese mundo ya no existe.
Que los trabajadores exijan más a sus empleadores es una característica esencial del capitalismo efectivo. Genera prosperidad y un panorama más competitivo para el talento, obligando a las empresas a crear entornos mejores y más innovadores para sus trabajadores, que contribuirán a que logren mayores beneficios para sus accionistas. Las compañías que cumplen esta estrategia están recogiendo los frutos.
Nuestro análisis muestra que las empresas que forjaron lazos sólidos con sus trabajadores han registrado menores niveles de rotación del personal y mayor rentabilidad durante la pandemia1.
Las compañías que no se ajustan a esta nueva realidad y no responden a las expectativas de sus empleados lo hacen por su cuenta y riesgo. La rotación de personal incrementa los gastos, reduce la productividad y desgasta la cultura y la memoria de la empresa. Los consejeros delegados deben preguntarse si están propiciando un entorno que les ayude a competir por el talento. En BlackRock, lo estamos haciendo: trabajamos con nuestros empleados para transitar por este nuevo mundo laboral.
Crear ese entorno resulta más complejo que nunca y va más allá de cuestiones como el salario y la flexibilidad. Además de transformar nuestra relación con el lugar físico en el que desempeñamos nuestro trabajo, la pandemia también arrojó luz sobre temas como la igualdad racial, el cuidado de los hijos y la salud mental, al tiempo que puso de manifiesto las diferentes expectativas laborales de cada generación.
Estos temas son ahora el centro de atención para los consejeros delegados, que deben reflexionar sobre cómo expresarse y cómo conectar con aspectos sociales que son importantes para sus trabajadores. Quienes muestren humildad y no pierdan de vista su propósito tienen más probabilidades de constituir el tipo de vínculo que se mantiene a lo largo de toda la carrera de una persona.
En BlackRock, queremos entender cómo está afectando esta tendencia a tu sector y a tu compañía. ¿Qué estás haciendo para reforzar el vínculo con tus empleados? ¿Cómo garantizas que, sea cual sea la procedencia de tus trabajadores, estos se sientan lo bastante seguros como para maximizar su creatividad, innovación y productividad? ¿Cómo te aseguras de que el consejo de administración supervisa de manera correcta temas tan fundamentales? El lugar y la forma en que trabajamos no volverán a ser iguales que antes. ¿Cómo se está adaptando la cultura de tu empresa a este nuevo mundo?
Las nuevas fuentes de capital favorecen la disrupción en el mercado
En las últimas cuatro décadas, hemos presenciado una explosión en cuanto a la disponibilidad del capital. Actualmente, los activos financieros globales ascienden a 400 billones de dólares. Este crecimiento exponencial conlleva riesgos y oportunidades tanto para los inversores como para las compañías, y eso significa que los bancos ya no son las únicas vías de acceso a financiación.
Las empresas jóvenes e innovadoras nunca han tenido un acceso tan fácil al capital. Nunca antes ha habido tanto dinero disponible para hacer realidad las ideas nuevas, lo cual está alimentando un entorno de innovación dinámico. Esto se traduce en que prácticamente en todos los sectores abundan las empresas emergentes (start-ups) y disruptivas que intentan destronar a los líderes del mercado. Los consejeros delegados de las compañías consolidadas deben entender este panorama cambiante y la diversidad del capital disponible si quieren mantener la competitividad frente a negocios más pequeños y ágiles.
En BlackRock queremos ver cómo evolucionan y crecen las empresas en las que invertimos en nombre de nuestros clientes, de manera que generen rentabilidades atractivas durante décadas. Como inversores de largo plazo que somos, nos comprometemos a trabajar con empresas de todos los sectores. Pero también debemos ser ágiles y garantizar que los activos de nuestros clientes se invierten, de acuerdo con sus objetivos, en las compañías más dinámicas —ya sean start-ups o actores consolidados— con la mayor probabilidad de tener éxito a largo plazo. Es nuestro trabajo como inversores y gestores del capital.
Creo en la capacidad del capitalismo para ayudar a las personas a conseguir un futuro mejor, para promover la innovación, crear economías resilientes y solucionar algunos de nuestros retos más difíciles. Los mercados de capitales han permitido prosperar a empresas y países. Pero el acceso al capital no es un derecho, sino un privilegio. Y el deber de atraer a ese capital de manera responsable y sostenible recae sobre ti.
Capitalismo y sostenibilidad
La mayoría de stakeholders—desde accionistas a empleados, pasando por clientes, comunidades y reguladores— espera que las compañías contribuyan a la descarbonización de la economía global. Pocas cosas afectarán tanto a las decisiones de asignación del capital —y por tanto al valor a largo plazo de tu empresa— como la manera en que abordes la transición energética global en los próximos años.
Han pasado dos años desde que señalé que el riesgo climático es un riesgo de inversión. Y en ese breve lapso hemos observado un desplazamiento de gran calado del capital3. Las inversiones sostenibles ascienden ya a 4 billones de dólares.
Las iniciativas y ambiciones con respecto a la descarbonización también han aumentado. Y esto no es más que el comienzo, porque el gran movimiento hacia la inversión sostenible sigue cobrando ritmo. Veremos moverse más dinero, en forma de capital inyectado en nuevas iniciativas centradas en la innovación energética o de capital transferido desde índices tradicionales a carteras y productos más personalizados.
Cada empresa y cada sector se transformará en el marco de la transición hacia un mundo neutral en carbono. La pregunta es: ¿llevarás el timón o dejarás que te dirijan otros?
En unos pocos años, hemos visto cómo gracias a la innovación se concibe un nuevo sector automovilístico. Hasta el punto de que hoy, absolutamente todos los fabricantes de coches participan en la carrera hacia un futuro eléctrico. Pero la industria del automóvil no es sino la punta de lanza, porque la nueva tecnología sostenible transformará todos los sectores.
Los ingenieros y los científicos trabajan sin descanso en la descarbonización de los sectores del cemento, el acero y los plásticos; la del transporte marítimo, por carretera y la de aviación; y también de la agricultura, la energía y la construcción. Considero que la actual descarbonización de la economía global supondrá la mayor oportunidad de inversión de nuestras vidas. Las compañías que no se adapten se quedarán por el camino, independientemente del sector al que pertenezcan.
Y al igual que algunas empresas corren el riesgo de quedar rezagadas, también lo corren las ciudades y países que no hagan planes para el futuro. Corren el peligro de perder empleo, aunque en otros sitios se genere. La descarbonización de la economía vendrá acompañada de una inmensa creación de empleo para quienes hagan la necesaria planificación a largo plazo.
Los próximos 1.000 unicornios no serán motores de búsqueda ni redes sociales, sino empresas innovadoras sostenibles y escalables; start-ups que contribuirán a la descarbonización del mundo y conseguirán situar la transición energética al alcance de todos los consumidores. Hay que admitir que los productos ecológicos a menudo conllevan un mayor coste hoy día. Reducir esta prima verde será esencial para una transición ordenada y justa.
Dado el volumen sin precedentes de capital en busca de nuevas ideas, los actores tradicionales deben ser claros con respecto a la senda que están siguiendo para lograr una economía neutra en carbono. Las start-ups no son las únicas que pueden transformar y seguir transformando sectores; las empresas dominantes y valientes también pueden y deben hacerlo. De hecho, muchas compañías establecidas cuentan con ventaja en materia de capital, conocimiento del mercado y experiencia técnica a escala global, factores necesarios para las tendencias disruptivas que están por venir.
Nuestra pregunta para estas empresas es: ¿qué estás haciendo para ejercer un efecto disruptivo en tu negocio? ¿Cómo te estás preparando y participando en la transición hacia una economía de cero emisiones netas? A medida que tu sector se transforma debido a la transición energética, ¿estarás entre las especies que se extinguen o entre las aves fénix que renacen de sus cenizas?
Nos centramos en la sostenibilidad no porque seamos ecologistas, sino porque somos inversores y fiduciarios de nuestros clientes.
Nosotros nos centramos en la sostenibilidad no porque seamos ecologistas, sino porque somos inversores y fiduciarios de nuestros clientes. Eso exige que entendamos cómo las empresas están adaptando sus negocios a los monumentales cambios que atraviesa la economía. Y dentro de ese enfoque, pedimos a las compañías que fijen objetivos a corto, medio y largo plazo para la reducción de gases de efecto invernadero.
Estos objetivos, así como la calidad de los planes elaborados para cumplirlos, son vitales para los intereses económicos a largo plazo de sus accionistas. También por ese motivo te pedimos que publiquéis informes consecuentes con el Grupo de Trabajo sobre Divulgación Financiera Relacionada con el Clima (TCFD), porque creemos que son herramientas esenciales para comprender la capacidad de una compañía para adaptarse al futuro.
La transición hacia una economía de cero emisiones netas es desigual a día de hoy, ya que las distintas zonas de la economía global avanzan a velocidades diferentes. Debemos pasar de los diversos tonos del marrón a las tonalidades del verde. Por ejemplo, para garantizar la continuidad de fuentes de energía asequibles durante esta transición, los combustibles fósiles tradicionales como el gas natural desempeñarán un papel importante tanto en la generación de electricidad y la calefacción en ciertas regiones como en la producción de hidrógeno.
La velocidad del cambio será muy distinta en los países en vías de desarrollo y los desarrollados, aunque todos los mercados necesitarán una inversión sin precedentes en tecnologías de descarbonización. Nos hacen falta descubrimientos transformadores como lo fue en su momento la bombilla eléctrica y tenemos que incentivar la inversión en los mismos para que sean escalables y asequibles.
A medida que perseguimos estos ambiciosos objetivos, que tardarán en materializarse, gobiernos y empresas deben garantizar que la población sigue teniendo acceso a fuentes de energía fiables y a precio razonable. Este es el único modo en que podremos crear una economía verde, justa y equitativa que evite los desequilibrios sociales.
Y cualquier plan que se centre únicamente en limitar la oferta y no aborde la demanda de hidrocarburos provocará un encarecimiento de los precios de la energía para quienes menos pueden permitírsela, lo que tendrá como resultado una mayor polarización en torno al cambio climático que erosionará los avances.
Desinvertir en sectores enteros —o simplemente trasladar activos intensivos en carbono de los mercados cotizados a los privados— no llevará al mundo a la neutralidad de carbono. Y BlackRock no propone hacerlo en empresas de petróleo y gas. Tenemos algunos clientes que optan por desprenderse de estos activos, mientras que otros rechazan ese enfoque.
Compañías previsoras de un amplio abanico de sectores con elevadas emisiones de carbono están transformando sus negocios y sus actuaciones son una parte fundamental de la descarbonización. Creemos que las empresas que lideran la transición suponen una oportunidad de inversión indispensable para nuestros clientes y dirigir capital hacia estas aves fénix será esencial para alcanzar la neutralidad de carbono global.
El capitalismo tiene la capacidad de moldear la sociedad y actuar como un poderoso catalizador del cambio.
El capitalismo tiene la capacidad de moldear la sociedad y actuar como un poderoso catalizador del cambio. Pero las empresas no pueden hacerlo por sí solas ni tampoco ser la policía del clima. No sería positivo para la sociedad. Necesitamos que los gobiernos marquen claramente la hoja de ruta y brinden una taxonomía coherente para la política de sostenibilidad, la normativa y la divulgación de información en los mercados. También deben apoyar a las comunidades afectadas por la transición, favorecer la llegada de capital a los mercados emergentes e invertir en la innovación y la tecnología que serán fundamentales para descarbonizar la economía global.
Gracias a la colaboración de los gobiernos con el sector privado se logró desarrollar las vacunas de la COVID-19 en tiempo récord. Cuando combinamos el poder del sector público y del privado logramos cosas realmente increíbles. Esto es también lo que debemos hacer para alcanzar la neutralidad de carbono.
Dotar a los clientes de capacidad de elección en las votaciones sobre ESG
El capitalismo de los stakeholders consiste en obtener rentabilidades duraderas y de largo plazo para los accionistas, por lo que la transparencia en los planes de tu compañía hacia un mundo de cero emisiones netas es un elemento importante. Pero es tan sólo uno de los muchos tipos de información que tanto nosotros como otros inversores pedimos a las compañías que divulguen. Como gestores del capital de nuestros clientes, pedimos a las empresas que demuestren cómo van a cumplir su responsabilidad con los accionistas, lo que también incluye prácticas y políticas medioambientales, sociales y de gobierno corporativo sólidas.
En 2018, dije que duplicaríamos el tamaño de nuestro equipo de Inversión Responsable (Investment Stewardship) y este sigue siendo el más grande de todo el sector. Creamos este equipo para poder calibrar los progresos de tu empresa en el conjunto del año, no sólo durante la temporada de juntas de accionistas. A ti te corresponde trazar el rumbo y ponernos al día de los avances. Queremos entender la totalidad de los problemas que afrontas, no sólo los que se someten a voto, y eso incluye tu estrategia a largo plazo.
Al igual que otros stakeholders están revisando sus relaciones con las empresas, son muchos los accionistas que se están replanteando su relación con las compañías. Observamos un creciente interés de los accionistas — entre los que figuran algunos de nuestros clientes — en el gobierno corporativo de las empresas cotizadas.
Por ello estamos promoviendo una iniciativa para utilizar la tecnología con el fin de dar a un mayor número de nuestros clientes la opción de poder opinar sobre la manera en que se emiten los votos por poder en las compañías en las que se invierte su dinero. Actualmente, ofrecemos esta opción a ciertos clientes institucionales, incluidos fondos de pensiones que dan apoyo a 60 millones de personas, pero estamos trabajando para expandir este universo.
Nuestro compromiso es con un futuro en el que cada inversor, incluido el inversor minorista, tenga la opción de participar en el proceso de voto por delegación si así lo desea.
Somos conscientes de que, a día de hoy, hay importantes obstáculos regulatorios y logísticos para conseguirlo, pero creemos que mejoraría la democracia y sumaría más voces al capitalismo. Porque todos los inversores tienen derecho a que se les escuche. Seguiremos apostando por la innovación y trabajando con otros participantes en el mercado y con los reguladores para contribuir a que esta visión se convierta en realidad.
Ciertamente, muchos líderes empresariales son responsables de la supervisión de activos de renta variable, ya sea a través de los fondos de pensiones para empleados, de cuentas de tesorería corporativa o de otras inversiones que realice su empresa. Te animo a que pidas a tu gestor de activos que te dé la oportunidad de participar de modo más activo en el proceso de voto delegado.
El equipo de Inversión Responsable de BlackRock sigue siendo fundamental en nuestro enfoque fiduciario y muchos de nuestros clientes prefieren que siga participando y votando en su nombre. Pero resulta esencial que los clientes tengan al menos la opción y la oportunidad de participar en las votaciones de manera más directa.
En BlackRock estamos convencidos de que las compañías obtienen mejores resultados cuando son conscientes de su papel en la sociedad y actúan de acuerdo con los intereses de sus empleados, clientes, comunidades y accionistas.
No obstante, también creemos que aún queda mucho por aprender sobre cómo afecta al valor a largo plazo la relación de una empresa con los stakeholders. Por ese motivo, hemos decidido poner en marcha un Centro para el Capitalismo de Stakeholders con el fin de crear un foro de análisis, diálogo y debate que nos ayudará a seguir explorando las relaciones entre las empresas y sus stakeholders, y entre la implicación de los interesados con el valor para el accionista. Reuniremos a principales consejeros delegados, inversores, expertos en políticas y académicos para que compartan su experiencia y brinden sus conocimientos.
Cumplir con los intereses contrapuestos de los muchos y variados stakeholders de una compañía no es una tarea fácil. Como consejero delegado que soy, esto lo sé de primera mano. En nuestro polarizado mundo, los consejeros delegados siempre tendrán un conjunto de stakeholders que exigirá que se haga una cosa y otro que pedirá hacer todo lo contrario.
Por eso es más importante que nunca que tu empresa y el equipo directivo se guíen por tu propósito. Si te mantienes fiel al propósito de tu empresa y te centras en el largo plazo mientras te adaptas al nuevo mundo en que vivimos, obtendrás rentabilidades duraderas para los accionistas y contribuirás a que el poder del capitalismo llegue a todo el mundo.
Recibe un cordial saludo.
Larry Fink
Fundador y consejero delegado de BlackRock